Buscando nuevos amigos, encontré una pareja


Buscando nuevos amigos, encontré una pareja



Mi historia creo que empieza a ser bastante común en nuestros días, ya que no soy la primera persona de mi entorno a la que le ha pasado algo semejante. Pero es lo que tienen los nuevos tiempos, ¿no? Cada vez trabajamos más, tenemos menos tiempo libre y nos resulta más difícil conocer gente nueva.
Para mí era aún más difícil, ya que había venido a trabajar a Madrid desde Murcia y conocía a muy poca gente en la capital, así que tenía que empezar casi de cero, porque la mayor parte de mis amigos se había quedado en mi ciudad. Además, las distancias aquí son tan grandes y la gente estaba tan ocupada trabajando que, con los pocos conocidos que tenía en Madrid, sólo acabábamos viéndonos cada bastante tiempo.

Me sentía mal porque había llegado a una ciudad nueva, con un buen trabajo y en el poco tiempo libre que tenía quería divertirme, pero me faltaba con quién. Además, había venido sin novio, con lo que no había nada, ni nadie que me limitara y estaba abierta a cualquier cosa que pudiera surgir. Tenía a mis compañeras de piso, con las que salía de vez en cuando, pero no siempre podíamos y, además, en su entorno había gente interesante, pero o tenían pareja, o no me acababa de convencer. Así que una de ellas me animó a apuntarme a una página de Internet para conocer gente nueva y, quién sabe, a ver si aparecía un chico majo que me sirviera para encontrar pareja. Tardó en convencerme, pero al final lo hizo.

Yo pensaba que aquello estaría lleno de salidos o desesperados, pero qué va. La mayor parte de la gente que me encontré resultó ser muy maja y con alguno de ellos, aunque no surgiera la chispa del amor, sigo quedando de vez en cuando para tomar un café y charlar. Como los amigos que conocí en Internet también han acabado encontrado pareja, estamos de buen rollo.

Recibí mensajes de ocho o nueve chicos la primera semana y tres o cuatro de ellos me cayeron bien. Las fotos que habían colgado eran simpáticas y parecían majos. Pero uno de ellos me llamó mucho la atención porque había escrito un perfil con mucha ironía y sentido del humor y, cuando nos respondimos los primeros mensajes, me gustó cómo escribía y vi que estábamos en una situación parecida: los dos habíamos venido de fuera a trabajar a Madrid –aunque él llevaba más tiempo-, los dos jugábamos al tenis, a él le gustaba cocinar (que es algo que a mí me encanta de un chico) y, además, los dos habíamos estudiado ingenierías parecidas.

Al final empezamos a chatear y un día quedamos. No nos besamos, ni nada, pero nos lo pasamos muy bien. Otro día fuimos a jugar al tenis y, al tercer día que quedamos, nos fuimos a cenar, al cine, nos enrollamos y- como estábamos bien juntos- empezamos a salir en serio.

A partir de ahí, todo fue rodado. A través de él y sus amigos empecé a conocer más gente, hice nuevos contactos en Madrid y cada vez me siento mejor en la ciudad. Además, Javi es estupendo y ahora estoy super enamorada de él. Llevamos sólo ocho meses, pero de momento nos va muy bien y estoy muy feliz.

Leyendo estas historias tan difíciles o tan especialmente increibles, a veces me da cosa decir que yo encontré el amor y la felicidad de manera tan fácil. Pero así fue. No sé si es que yo he tenido suerte o que realmente la vida es mucho más fácil de lo que parece, pero a mí me ha llegado todo rodado. Así que, chicas, no os desesperéis por historias imposibles, porque a veces lo más bonito es lo que nos queda más cerca.

(Anónimo)