No me puedo comparar con él, pero me conformo con que sea mi amigo



No me puedo comparar con él, pero me conformo con que sea mi amigo



Quizá esta no sea la perfecta historia de amor, ni la más bella o pasional, pero es una historia cargada de sentimientos ocultos tras la dolorosa máscara de la amistad.

Jamás se me habría pasado por la cabeza convertirme en su amiga y mucho menos enamorarme de él pero el destino es caprichoso. Él siempre había sido el clásico chico que va por el mundo con un séquito de admiradoras detrás, yo lo veía como un chulo, engreído e insoportable y no entendía como una mujer en su sano juicio podría posar los ojos en semejante pieza.

Pero un buen día tuve que dejar atrás todos esos prejuicios que tenía sobre su persona, el me demostró que era todo un caballero, atento, servicial… el hombre perfecto, era lo más parecido a ese príncipe azul de los cuentos que algún día pobló los sueños de todas nosotras.

Y a partir de ese momento empezamos a hablar todos los días, y entre nosotros se bordó una bella amistad cargada de puñales traperos cuando estamos en grupo y de dulces frases cuando estamos a solas.

Mis amigos no tardaron demasiado en darse cuenta de que lo amaba, mis ojos brillosos cuando estaba cerca de él, mis amplias sonrisas cada vez que nuestras miradas se cruzaban… sin duda me delataron. Yo intenté negarlo por todos los medios pero no me creyeron, me conocen mejor de lo que me gustaría. Sin embargo el gracias a Dios parece no darse cuenta y si lo sabe lo disimula mejor de lo que lo haría el más sublime actor.

Yo soy consciente de que él no siente lo mismo que yo, no me puedo comparar con él, no estoy ni a su altura ni a la de la mayoría de sus conquistas. Pero me conformo con que sea mi amigo, me conformo con sentir sus brazos se amigo envolviendo mi cuerpo, con saber que el va a estar siempre que lo necesite a mi lado, con ver esa sonrisa que embruja o esa hermosa mirada que me robó el alma.


(Anónimo)