A primera vista



A primera vista



Como casi la mayoría de los chicos, uno nunca sabe lo que es estar enamorado, pero al menos tenemos una pequeña información de cómo es expresado el amor por miles y miles de generaciones transmitidas a través del tiempo y el espacio. Aquí les va una historia que quizá les hará entristecer.
No sé cómo ocurrió exactamente, pero esto paso hace ya más de dos años atrás. Mi persona estuvo entretenida mirando como los jóvenes perdían el tiempo en cosas que para mí en ese tiempo no tenían sentido por sí mismas y que hoy en día son muy apreciadas. Aquellas difamaciones que les hacía a mis compañeros, en esas cosas que hacían los jóvenes perdiendo su tiempo en cosas que no tomaba importancia como ir a practicar ballet folclórico. Por petición de mi madre y a fuerzas desconocidas me introduje en lo que es el arte del ballet y en unas de esas prácticas, una amiga me presentó a su hermana, que también estuvo en el ballet. Yo pasaba desapercibido por la mayoría de jóvenes que componían el ballet. No sabía qué se sentía amar hasta que la vi.

Desde el primer momento en que la vi, sentí algo muy especial dentro de mi ser. No sé con exactitud lo que uno siente cuando la carne, el espíritu y la esencia de uno mismo se encuentran con una persona diferente a ti en todos los aspectos y que a veces sientes que encaja en tu mundo. La vi y supe que esa persona llevaba algo muy especial en su ser interior y en lo exterior era la persona más bella y que Dios solamente él pudo haber creado algo tan perfecto y tan bello. Supe que esa creación de Dios tenía un propósito y que las grandes coincidencias de la vida solo podían ser algo muy especial que Dios me había puesto en este camino que desde pequeño pude entrelazarme en la vida y el conocimiento de la virtud de recorrer el camino al conocerla a más profundidad.

Me acerqué a ella poco a poco, tanto en la confianza como amigos, tuve muchas oportunidades de decirle lo que sentía por ella, pero cada situación se presentaba difícil. Mi persona intentaba de todo, hasta la más loca de las ideas que se me ocurrían no funcionaban, pero una imprevista idea me taladraba hasta en lo mas profundo de mi ser. Tenía que ponerlo en marcha.

Lo mejor fue cuando mi amiga me dijo que si no quería ir de turista a saber más de arqueología en las ruinas de Tiwanaku. Le dije que con mucho gusto iría. Fui un sábado, era el mejor momento para decirle cuanto la quería. El momento se presentó por si solo como cuando una persona recibe de improvisto lo que siempre ha estado esperando. Me acerqué lentamente hacia ella, como una abeja se acerca como loca hacia el polen o como un colibrí que afanoso espera firmemente en el vuelo del aire esa gota de rocío de dulce néctar. Me acerqué más hacia ella, le susurre al oído que ella me agradaba, mis manos ni mi ser completo sudaban de una emoción que nunca antes había experimentado que cuando una persona de tan solo pensar si se embarranca o de por pura suerte lo consigue su objetivo.

Le tome de sus manos, también sudorosas y con el corazón puesto en bandeja de plata lista para que ella se lo pudiera digerir. Le dije todo y cuanto en este mundo, sólo en este mundo, una persona podría ocurrirle esas palabras y que nadie más las podría imitar. Ella también con el corazón muy en alto y mirándome a mis ojos, esos ojos que el mismo ser mas necio y bruto podría apreciar esa dulzura de persona que tan solo mirarte te derrite y te da la sensación de estar en el paraíso y de poder compartirlo. Con esa mirada podrías estar inmerso en ese mundo de belleza interior y de sensaciones nunca antes experimentadas por un ser normal.

Ella me dijo muy suave lo mucho que esperaba este momento y que solo le faltaba el valor suficiente, el lugar idea. Éste era el lugar ideal y el momento adecuado. Después de esas palabras me dijo muchas otras cosas sólo con su mirada, ya que la mayoría de esas palabras no las puedo escribir. Tendrían que haber estado en ese momento para poder describirlas y sentirlas. Me abrazó muy fuerte como diciéndome no me sueltes nunca. Yo también la abracé con todo el sentimiento de mi ser completo y que solo Dios puede zafarme de este abrazo tan puro tan inmenso llena de felicidad. Después del abrazo la cogí hacia mi cuerpo, ella accedió de inmediato, me miró fijo a los ojos y se acercó lentamente con esos labios tiernos y carnosos que hasta uno de las tantas personas por tan solo estar en mi lugar matarían de pensarlo. Soy de esas personas afortunadas, mi existencia misma y mi ser misma se le acercó y…

(Anónimo)