La modelo, que fue descubierta por Roberto Giordano a los 14 años, explicó que en sus comienzos sentía “un peso enorme por haber crecido”. “Me busqué una psicóloga para asimilar ese cambio de que todo dependiera de mí”, agregó.
Desde su finca (llamada Valeria) en donde disfruta junto a su marido Alejandro Gravier y sus hijos, la diosa número uno contó: “A los trece años empecé a sentir que provocaba algo en los demás y no me gustaba. Comencé a sentir la mirada masculina, cuando yo todavía era una nena”.
La rosarina, que es madre de cuatro hijos, dijo que Balthazar (el mayor) se encuentra en Europa esquiando: “Tiene once años y viajó a España solo. Es un dolor terrible, pero también es parte de saber crecer como padres, de darles lugar a los chicos para que sean ellos”.
Finalmente, Valeria desterró algunos mitos y dijo: “No soy ultracatólica pero me acerqué mucho más a Dios después de tener a Balthazar. Rezo porque creo que protege a mis hijos”.
“No soy ni fría ni obsesiva, pero sí soy ordenada y tengo mucho autocontrol. Ni siquiera me dejo despeinar”, finalizó Valeria.
